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Cirugía Oncológica de mamas, piel y tejidos blandos.
Algunos lunares nos acompañan desde el nacimiento. Otros se formaron en la niñez, siguieron apareciendo durante la juventud e incluso hasta más o menos los 40 años. Por lo general, llevamos entre 10 y 40 de estas manchitas en el cuerpo1. ¿Pero qué pasa con los lunares hinchados?
El Día del Lunar (6 de febrero) es el momento ideal para responder esta pregunta. Si de pronto uno de tus lunares de toda la vida comienza a inflamarse, piensa que tal vez ya no es tan inofensivo como parecía. Lo mejor es que acudas al dermatólogo para que lo revise.
Más aún si se presenta dolor o un lunar hinchado y que pica. Los lunares tienden a mantener su forma, tamaño y color toda la vida. A veces hasta desaparecen. Sin embargo, los lunares inflamados pueden indicarnos la presencia de un cáncer.
Cada vez más, los investigadores científicos encuentran una relación entre la inflamación y el desarrollo del cáncer. Por ejemplo, la inflamación que resulta de una lesión puede promover el cáncer. Y si bien los lunares no son cáncer, tampoco son muy normales que digamos.
En realidad, los lunares son un conjunto de melanocitos, y los melanocitos de un lunar tienen una mutación en un gen relacionado con el cáncer llamado BRAF. Esta mutación provoca que crezcan y se multipliquen. Pero la gran mayoría no se convierte en cáncer.
Es normal si un lunar se hincha cuando se frota o cuando se afeita, pues se irrita o se daña. Esto no sería ningún problema, de no ser porque estos cambios también se presentan en el cáncer de piel. Entonces el médico debe diferenciar entre irritación y malignidad.
No se sabe por qué algunos lunares se vuelven cancerosos. Pero una hipótesis es que las mutaciones genéticas no son tan importantes en ese proceso, sino la inflamación o irritación del tejido circundante3. De hecho, hay una relación entre inflamación y cáncer.
La inflamación se produce para sanar un tejido dañado. Los glóbulos blancos hacen que las células se dividan y crezcan para reconstruir el tejido y reparar la lesión. Esto está bien. El problema se presenta cuando la inflamación se vuelve crónica.
A veces la inflamación se presenta independientemente de una lesión. Puede deberse a infecciones que no se curan o a reacciones inmunitarias anormales y a veces incluso a la obesidad. Con el pasar del tiempo, la inflamación crónica puede dañar el ADN y generar cáncer4.
El síntoma más evidente de un cáncer de piel es un cambio en la piel. Es decir, una herida que no sana, una nueva lesión o el cambio de aspecto de un lunar. El caso del melanoma, en particular, puede distinguirse por cinco cambios específicos, denominados el ABCDE del lunar5:
Ante cualquiera de estos podría ser un lunar maligno, por eso es importante acudir al médico en cuanto se identifica. Cabe decir que algunas personas tienen mayor predisposición a desarrollar esta enfermedad. Por ejemplo, quienes tienen antecedentes familiares de melanoma.
También las personas que tienen muchos lunares, las de piel muy clara, ojos claros y cabello rubio o pelirrojo, las que durante su niñez y juventud tuvieron quemaduras por una exposición inapropiada a los rayos de sol y quienes pasan mucho tiempo bajo el sol, sea por trabajo u otros motivos.
Lo importante es revisar la piel cada mes en busca de las señales del ABDCE. De esa manera fue que la actriz de Hollywood Nicole Kidman descubrió una lesión en una pierna. Esta se causó debido a la exposición solar desde la infancia. Recibió tratamiento oncológico a tiempo y hoy se encuentra bien.
También se dice que el rey del pop, Michael Jackson, tuvo cáncer de piel y que su enfermedad lo llevó a realizar tratamientos no convencionales. Pero nada está confirmado al respecto y el artista, finalmente, falleció por otra causa.
Hay lunares de diferente tamaño, color, con protuberancias y lisos, grandes y pequeños, algunos incluso pican y no necesariamente son peligrosos. Puede tratarse de una queratosis (engrosamiento del epitelio) y no revertir mayor importancia.
Los lunares cancerosos o malignos tienen formas muy variadas de manifestarse. Algunos presentan todas las características del ABCDE, mientras que otros muestran solo una o dos de estas. Además, existe otra clasificación de lunares:
Lunares comunes adquiridos: están en cualquier parte del cuerpo. Se presentan sobre todo en gente de piel clara.
Lunares atípicos: son más grandes de lo normal. Son de color beige o marrón.
Lunares congénitos: pueden ser redondos u ovalados y de coloración desigual. Se presentan en recién nacidos.
Lunares spitz: aparecen entre los 3 y 13 años de edad, normalmente en la cara o la cabeza. Son benignos y no hay necesidad de eliminarlos.
Los lunares con aureola: se forman con una lesión y tienen una aureola blanca alrededor. Suelen no dar problemas y pueden desaparecer solos.
Debes saber que los lunares comunes tienen un diámetro de 1 mm a 10 mm. Son de color carne o marrones y se encuentran en cualquier parte del cuerpo. En cambio, los atípicos (nevos displásicos) suelen tener un diámetro de 5 a 12 milímetros. Pueden tener una combinación de colores y bordes irregulares2.
Ahora bien, si este verano te aparecen unos puntitos rojos (que tal vez ya conoces), no temas. Ni siquiera son lunares. Son dilataciones capilares muy pequeñitas capilares denominados angiomas. Su presencia se relaciona con el sol y con el envejecimiento de la piel. No hacen daño.
Este verano, evita exponerte a los rayos solares, pues tarde o temprano te pasarán la factura. Evita el sol en las horas en que los rayos solares caen con más fuerza, entre las 10:00 a.m. y las 4:00 p.m. Pero con mayor énfasis aún entre las 12:00 m. y las 2:00 p.m.
Además, toma las siguientes medidas:: colócate el protector solar 30 minutos antes de exponerte al sol. Ponte una cantidad abundante sobre el cuerpo y la cara y espárcela de manera homogénea por tu cuerpo. Si te pones una capa delgada y frotas mucho para cubrir todas las partes, no te protegerá bien6.
Asimismo, toma en cuenta que la Organización Mundial de la Salud recomienda usar una con factor de protección igual o superior a 30. También aconseja ponerte protector cada dos horas, o después de nadar, jugar o hacer ejercicio al aire libre7.
Si tu piel es muy clara, te conviene usar ropa de manga larga, llevar sombrero y sombrilla. El sombrero debe ser de ala ancha, para que cubra el rostro, las orejas y la nuca. Es importante proteger también a los niños, que son muy sensibles al sol. Y a los bebés no exponerlos siquiera al sol.
También es necesario usar lentes de sol, pues disminuyen la posibilidad de contraer cataratas. Pero es importante adquirirlos en una óptica reconocida, a fin de asegurarse de que bloqueen los rayos UVA y UVB. Si los lentes son grandes y cubren bien los costados de los ojos, mejor.
Ahora que ya conoces más sobre lo que indica la inflamación de lunares, te invitamos a explorar nuestros programas oncológicos en este enlace, según tus necesidades. ¡Protégete! El cáncer no avisa.
Referencias
Cirugía Oncológica de mamas, piel y tejidos blandos.
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