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Leucemia o cáncer de la sangre: Causas, síntomas y tratamientos que debes conocer

Lectura de 9 minuto(s)

La leucemia o cáncer de la sangre es más usual en la etapa de la infancia (cerca del 25 % de los cánceres infantiles son leucemias). Una cifra conmovedora por el cual nos preguntamos con frecuencia si este cáncer sanguíneo tiene cura, que órganos afecta y cómo prevenirla. Por ello, hemos preparado este post para ti y puedas despejar todas tus dudas.

¿Qué es la leucemia?

Este cáncer a la sangre es una enfermedad del sistema hematopoyético o productor de las células sanguíneas. La leucemia ocurre cuando se multiplican los leucocitos, conocidos también como glóbulos blancos. De forma total o parcial, los glóbulos blancos prematuros de la médula ósea inundan el torrente sanguíneo y esta se establece en los diferentes órganos del sistema linfático.

El sistema hematopoyético es parte del sistema inmunológico y también forma parte de los llamados órganos linfoides que incluyen, por ejemplo, el bazo, los ganglios linfáticos y las amígdalas.

Todas las células sanguíneas derivan de una sola célula madre ubicada en la médula ósea. Esta se localiza en el centro de los huesos largos, como costillas, esternón, vértebras, huesos del cráneo, pelvis y cintura escapular. Es la que produce las principales células de la sangre:

  • Los glóbulos rojos, que transportan oxígeno.
  • Los glóbulos blancos, que combaten las infecciones. 
  • Las plaquetas, que permiten que la sangre coagule y detienen las hemorragias.

Por suerte, la médula ósea puede trasplantarse, ya que puede extraerse de un donante vivo. y transfundirse al sistema circulatorio del receptor si existe compatibilidad de órganos entre donante y receptor. Comúnmente, el trasplante es del esternón o de la cadera, por medio de una punción y aspiración.

Las células madre se alojarán en la médula ósea de los huesos del receptor. A esto se le llama trasplante de médula ósea. Estos trasplantes, hoy en día son de mucha ayuda en la investigación y en las terapias de regeneración del sistema nervioso central, debido al tipo de células que los componen.

Tipos de leucemia

Los tipos de cáncer de la sangre, según su evolución, se dividen en leucemias agudas y crónicas:

  • Leucemia aguda. Se caracteriza por el rápido desarrollo de la enfermedad.
  • Leucemia crónica. Tiene un curso engañoso; el paciente puede llegar a tardar meses o hasta años en presentar síntomas graves.

Otra clasificación se centra en el grado de madurez y la descendencia de los leucocitos multiplicados exageradamente:

  • Leucemia mieloide. Los leucocitos degradados proceden del tejido de la médula ósea, del que se desarrollan diversas células sanguíneas, que incluyen a los llamados granulocitos.
  • Leucemia linfocítica. Las células de leucemia aparecen por la degradación maligna de otra familia de células, los llamados linfocitos.


leucemia linfocitica crónica

¿Cómo se ocasiona la leucemia?

El cáncer de la sangre ocurre cuando algunas células se tornan cancerosas y se propagan al torrente sanguíneo y a los ganglios linfáticos. También pueden viajar al cerebro y a la médula espinal (el sistema nervioso central) y otras partes del cuerpo.

El cuerpo puede llegar a regular la elaboración de células enviando señales que indican cuándo esta debe detenerse. En el caso de leucemia, estas células no responden a estas señales y se reproducen, independientemente del espacio disponible.

Estas células anormales llegan a reproducirse velozmente y no funcionan como glóbulos blancos sanos, cuya misión es combatir a las infecciones. Cuando los glóbulos blancos inmaduros comienzan a desplazar a las células sanas de la médula ósea, la persona llega a experimentar los síntomas de la leucemia: infecciones, anemia, sangrado.

Las causas de la leucemia no están completamente definidas; sin embargo, existen diversos factores que pueden propiciar la aparición de esta enfermedad:

  • Factores genéticos. El cáncer de la sangre es más usual en gemelos que en el resto de la población. Asimismo, los trastornos genéticos como el síndrome de Fanconi y el síndrome de Down suponen un factor de riesgo asociado a la aparición de leucemia.
  • Inmunodeficiencias. Las personas que tienen el sistema inmunitario débil por la administración de fármacos inmunosupresores (proporcionados a pacientes que han sufrido un trasplante de órganos) son capaces de desarrollar esta enfermedad.
  • Factores ambientales. Exponerse a radiaciones ionizantes, a sustancias químicas como el benceno y a ciertos fármacos aumenta el riesgo de leucemia. El tabaquismo y la nicotina también son factores adicionales de riesgo, así como algunos virus, como el de Epstein-Barr (relacionado con el linfoma de Burkitt africano) o los linfomas en pacientes inmunodeprimidos.

Síntomas de la leucemia

En el cáncer en la sangre, cada caso es único y particular, pero normalmente la leucemia suele cursar los siguientes síntomas:

  • Cansancio. Debilidad que se manifiesta como pereza corporal y adormecimiento. Además, la fatiga afecta en aspectos no físicos a aquellas personas que se sienten cansadas y abatidas: sentimiento de desgana y falta de iniciativa (emocionales), capacidad intelectual mermada (cognitivo) y disminución de rendimiento (conductual).
  • Decaimiento. El cansancio o agotamiento, por lo general, es pasajero y se puede atribuir a causas concretas y diversas. No obstante, detrás del agotamiento, la debilidad y el cansancio también pueden esconderse enfermedades, sobre todo si las molestias son constantes y van más allá de una flojera general.
  • Fiebre. Se define la fiebre como la temperatura corporal superior a los 38 °C. La temperatura puede medirse mediante un termómetro adecuado, en el oído, bajo la axila (axilar), bajo la lengua en la boca (bucal) o en el ano (rectal). También hay termómetros que miden la temperatura directamente en la frente.
  • Sudores nocturnos. Es un síntoma general que se puede manifestar en muchas enfermedades diferentes, como infecciones y tumores, o aparecer sin motivo aparente y sin estar relacionado con una patología. La combinación de sudores nocturnos, fiebre y pérdida de peso puede estar relacionada con un proceso canceroso.
  • Pérdida de peso. La pérdida de peso también puede estar relacionada con alguna patología. En este caso, es importante ir al médico, sobre todo si la pérdida de peso es repentina, muy notable y sin causa aparente.
  • Pérdida de apetito. Tener buen apetito se ha considerado siempre como un signo de buena salud. La falta de apetito puntual durante poco tiempo es algo normal; sin embargo, si se padece durante un tiempo prolongado o incluso constante, puede ser un indicio de una enfermedad, por lo cual es muy importante acudir al médico.

La leucemia empieza en la médula ósea, donde se genera la elaboración de células sanguíneas (glóbulos rojos, blancos y plaquetas). Esta enfermedad disminuye la cantidad de estas células vitales. Esta situación es la que provoca la anemia, mareos, palidez, fatiga e inconvenientes para respirar debido a la carencia de glóbulos rojos (eritrocitos).

La susceptibilidad a las infecciones, en especial con hongos y bacterias, se debe a la ausencia de actividad de las células sanguíneas blancas (leucocitos). Debido a la falta de plaquetas (trombocitos), la coagulación de la sangre se reduce y hay un mayor riesgo a las hemorragias en los pacientes con leucemia.

mujer con hemorragia nasal

Los signos comunes son las hemorragias nasales, puntos sangrantes en la piel y hematomas luego de lesiones inofensivas. La exploración física implica la palpación de los ganglios linfáticos, hígado y el bazo que, en el caso de la leucemia, pueden aumentar de tamaño.

En la leucemia aguda, los síntomas se desarrollan rápidamente. La leucemia crónica evoluciona de manera oculta sin signos típicos y, por lo general, no se descubre durante mucho tiempo.

Tratamiento de la leucemia 

En el cáncer de la sangre, el tratamiento depende, sobre todo, de la forma de leucemia que sufra el paciente. Estas son las principales opciones de tratamiento:

  • Quimioterapia. Se elige en la mayoría de los pacientes con leucemia. Los medicamentos (citostáticos) atacan las células que se dividen de forma descontrolada. Sin embargo, en nuestro organismo también tenemos células sanas que se dividen rápidamente. La quimioterapia, por ende, puede afectar transitoriamente a tejidos sanos del cuerpo o a otros órganos.
  • Radioterapia. La oncología radioterápica o radioterapia es una especialidad eminentemente clínica encargada en la epidemiología, prevención, patogenia, clínica, diagnóstico, tratamiento y valoración pronostica de las neoplasias, sobre todo del tratamiento basado en las radiaciones ionizantes.
  • Trasplante de médula ósea. Es un procedimiento médico del campo de la hematología y suele realizarse en pacientes con cáncer de la sangre o médula ósea (ya sea mieloma múltiple o leucemia). Elimina las células enfermas e introduce células madres que puedan producir glóbulos y plaquetas sanos.
  • Terapia biológica. La inmunoterapia, terapia modificadora de la respuesta biológica, bioterapia, terapia biológica o terapia MRB se refiere a las estrategias de tratamiento para estimular o reponer el sistema inmunitario de cara al cáncer, infecciones u otras enfermedades, o para reducir los efectos secundarios de tratamientos agresivos usados contra el cáncer.

Según el tipo de leucemia que padece el paciente, se evalúa la intensidad, la forma y el grado de quimioterapia. La quimioterapia también presenta otros efectos secundarios, como náuseas, vómitos, malestar general, inflamación de mucosas (mucositis) y caída del cabello.

Los citostáticos pueden llegar aumentar el riesgo de cáncer (carcinógenos). Los médicos deben considerar primero la utilidad y los riesgos que tiene un tratamiento.

En el caso de la leucemia, la quimioterapia es, a menudo, la única posibilidad de luchar contra la enfermedad. Comúnmente, los agentes citotóxicos se administran en mono dosis o en combinación. El tratamiento de la quimioterapia se lleva a cabo en intervalos regulares (ciclos). Durante el tratamiento, el médico debe realizar regularmente una analítica sanguínea.

La quimioterapia daña transitoriamente la médula ósea, porque se deteriora la formación de nuevas células sanguíneas y células del sistema inmune. Como resultado, puede producirse anemia e inmunodepresión, lo cual aumenta el riesgo de infección y hemorragia.

¿Cómo se previene la leucemia?

Lamentablemente, hasta el momento no se conoce ninguna medida que pueda prevenir el cáncer de la sangre. Además, no hay posibilidad de detectarlo de manera temprana. Sin embargo, con el fin de disminuir el riesgo de cáncer, se debe tener especial cuidado con los contaminantes químicos, en particular el benceno y las sustancias que lo contienen.

Se recomienda evitar el tabaco y el alcohol, hacer ejercicio, cuidar la alimentación y, de ese modo, llevar una buena calidad de vida. La radiación ionizante (por ejemplo, los rayos X) es un factor de riesgo.

Si se presenta síntomas prolongados como malestar, debilidad, fatiga y fiebre, se debe acudir a un médico para que explique las posibles causas. Incluso si las probabilidades de una leucemia son bajas frente a otras enfermedades, se debe tener claro que, cuanto antes se detecta una enfermedad, mayor será la probabilidad de curación.

Existen muy pocas causas conocidas de leucemias infantiles relacionadas con el estilo de vida o el ambiente. Por lo tanto, resulta importante saber que, en la mayoría de los casos, no hay nada que estos niños o sus padres pudieran haber hecho para prevenir estos cánceres.

Ahora que ya conoces más de esta enfermedad, te invitamos a descubir los beneficios para la salud de la donación de sangre en este enlace.

Referencias:

Greaves, M (2018). "A causal mechanism for childhood acute lymphoblastic leukaemia". Nature Reviews Cancer. May 21. Recuperado de: https://www.nature.com/articles/s41568-018-0015-6/

Rosenberg, A. S. et al (2017). "Secondary acute lymphoblastic leukemia is a distinct clinical entity with prognostic significance". Blood Cancer Journal. Sep 8. 7 (9): e605. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5709750/

National Cancer Institute (s. f.) Surveillance, Epidemiology, and End Results Program. National Institutes of Health. Recuperado de: https://seer.cancer.gov/statfacts/html/alyl.html

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