De acuerdo con la clasificación del Dr. Thomas Fitzpatrick desarrollada en 1975, existen cinco tipos de piel que van desde la muy clara hasta la muy oscura o negra. La clasificación incluye rasgos como el color de cabello y ojos. Cada una tiene un grado distinto de tolerancia al sol.

A medida que la piel es más oscura en la escala disminuyen los riesgos de cáncer de piel. Esto significa que las pieles muy claras son las más sensibles a desarrollar cáncer. Sin embargo, las pieles oscuras también deben tener cuidado del sol, ya que en estos casos la detección de anomalías suele ser tardía y por lo tanto letal. 

Pieles claras o muy claras

Común en las personas de ascendencia escandinava o celta, la piel muy clara nunca se broncea, siempre se quema por el sol y es extremadamente sensible al daño. Sus riesgos de padecer tipos de cancer de piel como el carcinoma basocelular, el carcinoma de células escamosas o el melanoma es muy elevado. Estas personas deben usar protector solar con un factor de protección superior a 30 y estar constantemente atentos a cambios en los frecuentes lunares de su piel. 

En la categoría de piel clara están las personas rubias, pelirrojas o castañas de ojos claros, tradicionalmente caucásicas. Casi siempre se queman, rara vez logran broncearse y su riesgo de cáncer de piel también es elevado, aunque no al punto de la piel muy clara.

Pieles morenas y morenas claras

El tipo de piel moreno claro es común en personas de Europa Central, Mediterráneos y asiáticos con piel amarillo claro. Rara vez presentan pecas y su bronceado es progresivo. Mientras que los morenos, a secas, no tienen pecas, se broncean con facilidad, su cabello y ojos son castaños o cafés. En esta categoría estamos los latinos y las personas de oriente Medio.

Estas dos clasificaciones tienen un riesgo menor de cáncer de piel que las personas de pieles claras, sin embargo, deben mantener el cuidado de la piel con protectores solares superiores a 30.

Pieles morenas oscuras y negras

Estos tipos de piel rara vez se queman, siempre se broncean. Sin embargo, requieren de una protección mínima de FPS15, ya que, a pesar de tener un factor de riesgo menor, también se ve impactada por los rayos UV.

En estos casos, además, la agravante es la detección tardía de las lesiones gracias a la aparición un peligroso tipo de cáncer: el melanoma lentiginoso acral el cual puede instalarse en partes del cuerpo que no suelen estar expuestas al sol, por lo que el autoexamen de la piel y la consulta dermatológica anual también son mandatorios para estos tipos de piel.

Si bien hay tipos de pieles más sensibles al sol en cuyos casos los efectos son más perjudiciales, lo cierto es que todos los tipos de piel pueden desarrollar cáncer si no se toman las medidas preventivas adecuadas. Recuerda consultar a tu doctor si detectas alguna irregularidad en tus lunares y, sin importar qué tan clara u oscura sea tu piel, ¡usa protector solar!

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