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Las hemorroides son una afección que padecen numerosas personas. Aunque causan molestias e incomodidad y en ocasiones son dolorosas, entender qué son y cómo se clasifican puede ayudar a manejarlas mejor. En esta guía, exploraremos los diferentes tipos de hemorroides, sus síntomas, causas y opciones de tratamiento.
Las hemorroides son una condición común que afecta a las venas en la región del recto y del ano, causando su inflamación y dilatación. Esta condición puede ser comparada a las varices que algunas personas tienen en las piernas.
Las hemorroides pueden desarrollarse dentro del recto (hemorroides internas) o en la abertura anal (hemorroides externas).
Aunque las hemorroides pueden ser incómodas y dolorosas, rara vez son graves y a menudo se resuelven por sí mismas o con tratamiento en casa.
Las hemorroides son causadas por presión en las venas del recto y del ano, lo que puede ocurrir por varias razones, incluyendo:
Algunos síntomas incluyen:
Las hemorroides se clasifican principalmente en dos categorías: internas y externas.
Esta clasificación se basa en su ubicación. Además, las hemorroides internas se subdividen en grados según la gravedad del prolapso.
A continuación se detalla la clasificación de las hemorroides:
Las hemorroides internas se encuentran dentro del recto.
Por lo general, no son dolorosas debido a la falta de nervios en esta área, pero pueden causar sangrado durante la defecación.
Se clasifican en cuatro grados según la gravedad del prolapso:
Grado I: Hemorroides que sangran pero no prolapsan fuera del recto.
Grado II: Hemorroides que prolapsan durante la defecación y se retraen espontáneamente.
Grado III: Hemorroides que prolapsan durante la defecación o con esfuerzo físico y deben ser empujadas de vuelta manualmente.
Grado IV: Hemorroides que están prolapsadas y no pueden ser empujadas de vuelta manualmente. Estas pueden ser dolorosas y requieren atención médica inmediata.
Las hemorroides externas se encuentran alrededor del ano.
Son más propensas a ser dolorosas ya que la región anal tiene una densa inervación.
Los síntomas comunes incluyen dolor, picazón, y a veces un bulto duro cerca del ano cuando se forma un coágulo de sangre (trombosis).
Cuando una hemorroide externa desarrolla un coágulo de sangre, se le llama hemorroide trombosada.
Esto puede causar dolor severo, inflamación y un bulto duro cerca del ano.
En algunos casos, las personas pueden experimentar hemorroides tanto internas como externas simultáneamente.
Estas se conocen como hemorroides mixtas y pueden presentar síntomas de ambos tipos de hemorroides.
La clasificación de las hemorroides es crucial para determinar el tratamiento adecuado.
Mientras que las hemorroides internas pueden ser tratadas con procedimientos mínimamente invasivos como la ligadura con bandas de goma o la escleroterapia, las hemorroides externas pueden requerir procedimientos quirúrgicos, especialmente si están trombosadas.
Es importante consultar a un profesional médico para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
El diagnóstico de las hemorroides generalmente se realiza a través de un examen físico y la revisión de los síntomas del paciente.
En una consulta inicial, el médico puede realizar un examen rectal digital para detectar la presencia de hemorroides internas.
En algunos casos, también se puede requerir una anoscopia, un procedimiento que utiliza un instrumento pequeño y tubular llamado anoscopio para visualizar el interior del recto y el ano.
Si se sospecha que hay hemorroides internas y no se pueden detectar a través de estos métodos, se puede recomendar una colonoscopia o una sigmoidoscopia para examinar con más detalle el colon y el recto.
Es importante recordar que estos exámenes son fundamentales para descartar otras enfermedades más graves que pueden presentar síntomas similares a las hemorroides, como el cáncer colorrectal.
Cremas y supositorios: Las cremas, ungüentos y supositorios tópicos pueden proporcionar alivio temporal de la picazón y el dolor.
Algunos contienen hidrocortisona para reducir la inflamación, pero deben ser usados bajo supervisión médica.
El tratamiento adecuado dependerá de la gravedad de las hemorroides y de la respuesta del individuo a diferentes terapias.
Siempre es recomendable consultar a un profesional médico para obtener un plan de tratamiento personalizado.
Algunos factores de riesgo incluyen el envejecimiento, el estreñimiento crónico, la diarrea, el levantamiento de objetos pesados, el embarazo y el parto, y una dieta baja en fibra.
Aunque son incómodas, las hemorroides raramente causan complicaciones serias. Sin embargo, si no se tratan, pueden causar anemia por pérdida de sangre crónica, estrangulación de hemorroides y problemas higiénicos.
Para prevenir las hemorroides, se recomienda mantener una dieta rica en fibra, beber suficiente agua, evitar el esfuerzo durante la defecación, y hacer ejercicio regularmente para promover una buena circulación.
Aunque no hay una conexión directa establecida, algunas investigaciones sugieren que puede haber una predisposición genética a desarrollar hemorroides. Si los miembros de tu familia las han tenido, podrías estar en mayor riesgo.
No, las hemorroides no causan cáncer. Sin embargo, los síntomas de las hemorroides pueden ser similares a los de enfermedades más serias como el cáncer colorrectal. Si experimentas síntomas como sangrado rectal, es crucial que consultes a un médico.
Debes consultar a un proctólogo o un gastroenterólogo si sospechas que tienes hemorroides. Estos especialistas están capacitados para diagnosticar y tratar enfermedades del colon, recto y ano.
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