Hace aproximadamente 4 años, Juan Luis Tintaya tenía molestias en la lengua. Le salían llagas y le ardía. Él esperaba que estos síntomas se fueran, pero no ocurrió así y, a los dos meses, acudió al médico. El experto en cabeza y cuello le mandó a hacer una biopsia para descartar la posibilidad de una neoplasia maligna.
El resultado fue positivo para cáncer de lengua, piso de boca y ganglios. En ese entonces Juan Luis tenía 41 años y trabajaba bastante. Sin embargo, esta noticia, le dio una pausa a su vida laboral y se ocupó de su salud. Se operó y luego pasó por quimioterapia y radiación.
Así comienza su testimonio de experiencia después de haber tenido cáncer: “Mi experiencia con la enfermedad fue bastante positiva. Es muy importante la forma cómo el paciente asume este proceso y el apoyo que recibe. Yo tuve a mi esposa a mi lado todo el tiempo. También a mi hermana. Eso me fortaleció mucho”.
También comenta que un día, mientras esperaba su turno de tratamiento, tuvo una gran lección de vida. Había un niño de unos 8 años, paciente con cáncer, quien jugaba con su papá, de lo más contento, y al papá también se le veía tranquilo.
“La escena me hizo pensar que, si un niño de unos 8 años puede afrontar esa situación, pues yo con mayor razón. Ese fue un punto de quiebre para cambiar mi forma de ver las cosas y le agradecí a Dios por ponerme ese gran ejemplo”.
Juan Luis se mentalizó para reconocer que cualquier efecto secundario de la quimioterapia es pasajero. Se aferró a la vida y depositó su fe en Dios. Durante el tratamiento pensó que cada persona tiene un propósito que cumplir, que estamos acá por un propósito.
Conforme avanzaba la terapia, Juan Luis sentía que se le secaba la boca y no percibía los sabores, debido a la radiación en la lengua. Además, por la quimioterapia, no toleraba el olor del aderezo y, en broma, su esposa le decía: “Así la pasamos las embarazadas, no te hagas problemas”.
Su experiencia con el tratamiento de cáncer duró 3 meses. Fue corta, pero intensa. Se logró extirpar la parte afectada y se le retiraron los ganglios. Tuvo 33 sesiones de radiación y le dieron tres dosis fuertes de quimioterapia. Después de eso estuvo bien.
“En Oncosalud me atendieron muy bien, los médicos me dieron confianza y he podido ver, a lo largo del tiempo, que siempre se preocupan por mejorar, por estar al día en los nuevos tratamientos. Sus instalaciones son de primera”.