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Entidad oncológica especializada en prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer.
Las hemorroides son una condición médica común pero dolorosa que puede afectar a personas de todas las edades.
Tanto si sufres dolor por las hemorroides existentes como si tomas medidas preventivas antes de que se conviertan en un problema, esta completa guía te proporciona información sobre los síntomas de las hemorroides, tratamiento y consejos sobre el manejo de esta condición a largo plazo.
Las hemorroides son venas inflamadas en el recto y el ano que resultan en una variedad de síntomas incómodos.
También se conocen con el nombre de almorranas. Aunque pueden causar molestias y sangrado durante la defecación, no suelen ser peligrosas.
Sin embargo, pueden conllevar a un deterioro de la calidad de vida debido al dolor y la incomodidad que pueden causar.
Las hemorroides pueden ser internas o externas, dependiendo de la ubicación de las venas afectadas.
Las hemorroides internas se forman dentro del recto, donde hay menos terminaciones nerviosas, por lo que suelen ser menos dolorosas.
Sin embargo, esto también puede hacer que sean más difíciles de detectar en las etapas iniciales.
Por otro lado, las hemorroides externas se desarrollan alrededor del ano y son más fáciles de detectar debido a la incomodidad y el dolor que suelen causar.
En algunos casos, las hemorroides externas pueden desarrollar un coágulo de sangre, lo que puede resultar en un aumento significativo del dolor, la inflamación y la rigidez en la zona afectada.
Este tipo de hemorroide externa con coágulo se conoce como "hemorroide trombosada".
Ambos tipos de hemorroides pueden presentarse simultáneamente, lo que se conoce como hemorroides mixtas.
Identificar los síntomas de las hemorroides a tiempo es de vital importancia para evitar complicaciones y mejorar la eficacia del tratamiento.
Los síntomas tempranos pueden ser sutiles, como leve incomodidad o picor en la zona anal, y es fácil pasarlos por alto o confundirlos con otras afecciones menos graves.
Sin embargo, si se dejan sin tratar, las hemorroides pueden empeorar con el tiempo, lo que puede llevar a un dolor intenso, sangrado y, en casos graves, prolapsos o trombosis.
Además, los síntomas de las hemorroides pueden ser similares a los de enfermedades más graves, como el cáncer colorrectal, por lo que es crucial buscar atención médica si se experimentan síntomas persistentes o severos.
La detección temprana permite un tratamiento más eficaz y puede ayudar a prevenir la necesidad de procedimientos invasivos.
Es posible que los síntomas de las hemorroides varíen dependiendo de la ubicación (internas o externas) y la gravedad de la condición.
Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Estos síntomas pueden ser similares a los de otras condiciones médicas, por lo que siempre es recomendable consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado.
Las hemorroides pueden ser el resultado de una variedad de factores y condiciones que aumentan la presión en las venas del recto y el ano.
A continuación, se describen algunas de las causas más comunes:
Estreñimiento crónico o diarrea: El esfuerzo durante la defecación debido al estreñimiento crónico puede aumentar la presión en las venas del recto y el ano, lo que puede llevar al desarrollo de hemorroides.
De manera similar, la diarrea frecuente también puede contribuir a la formación de hemorroides debido a la irritación constante en la zona anal.
Embarazo y parto: Durante el embarazo, el aumento del volumen sanguíneo y la presión del feto en el abdomen pueden causar hemorroides.
Además, el esfuerzo durante el parto también puede contribuir al desarrollo o empeoramiento de las hemorroides.
Estilo de vida sedentario: La falta de actividad física y pasar largos períodos de tiempo sentado, especialmente en el inodoro, pueden aumentar la presión en las venas del ano y el recto, lo que puede llevar al desarrollo de hemorroides.
Obesidad: El exceso de peso corporal puede aumentar la presión en las venas del recto y el ano, lo que hace que las personas con obesidad o sobrepeso sean más propensas a desarrollar hemorroides.
El levantamiento de objetos pesados de forma incorrecta puede contribuir al desarrollo de hemorroides.
Una dieta pobre en fibra puede llevar al estreñimiento, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar hemorroides debido al esfuerzo durante la defecación.
Factores genéticos: Es posible que ciertos individuos tengan una inclinación genética para padecer hemorroides, particularmente si existen antecedentes de esta afección en su familia.
El diagnóstico de las hemorroides comienza generalmente con una consulta médica para evaluar los síntomas y el historial del paciente.
Los métodos de diagnóstico comunes incluyen un examen físico del ano y el recto, así como procedimientos más especializados como la anoscopia, la proctoscopia y, en algunos casos, la colonoscopia.
Estos exámenes permiten al médico identificar la presencia y el tipo de hemorroides, y en algunos casos, descartar otras afecciones más graves.
Acude siempre a un médico para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado para las hemorroides.
El primer paso para tratar las hemorroides suelen ser los tratamientos caseros.
Estos pueden incluir:
Baños de asiento: Consisten en sentarse en agua tibia durante 15-20 minutos. Esto puede aliviar la inflamación, la picazón y el dolor en la zona anal.
Uso de cremas o supositorios: Hay disponibles varias cremas y supositorios de venta libre que pueden aliviar el dolor y la inflamación.
Cambios en la dieta: Comer alimentos ricos en fibra y beber abundante agua puede hacer que las heces sean más suaves y fáciles de pasar, reduciendo así la presión en las hemorroides.
Actividad física: El ejercicio regular puede ayudar a prevenir el estreñimiento y reducir la presión en las venas.
Si los síntomas no se alivian con los tratamientos caseros, puede ser necesario recurrir a procedimientos médicos.
Esto puede incluir la ligadura de hemorroides, la escleroterapia, la coagulación por láser o la hemorroidectomía.
El mejor procedimiento dependerá de la gravedad de los síntomas y de la ubicación y tamaño de las hemorroides.
La mejor manera de tratar las hemorroides es prevenirlas.
Esto puede incluir mantener una dieta rica en fibra, beber mucha agua, evitar el esfuerzo durante las deposiciones y hacer ejercicio regularmente.
Recuerda siempre que debes buscar atención médica ante la aparición de los primeros síntomas para evitar complicaciones y un agravamiento de los mismos.
Hay disponibles una variedad de tratamientos médicos, y un profesional de la salud podrá guiarte para encontrar el mejor tratamiento para tu caso específico.
No, las hemorroides no son contagiosas. Se desarrollan debido al aumento de presión en las venas del recto y el ano, y no se pueden transmitir a otra persona.
Los niños también pueden desarrollar hemorroides, generalmente debido al estreñimiento crónico. Si sospechas que tu hijo tiene hemorroides, es crucial consultar a un médico.
Viajar con hemorroides generalmente es seguro, pero puede ser incómodo, especialmente durante vuelos largos o viajes en auto. Llevar cojines de asiento y tomar descansos regulares para moverse puede ayudar a aliviar los síntomas.
Por lo general, los brotes de hemorroides suelen durar alrededor de cuatro días antes de mejorar por sí solos. Si los síntomas continúan más allá de este período, es aconsejable consultar con un profesional médico para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
El tipo de médico que generalmente trata las hemorroides es un proctólogo que es un especialista en trastornos del colon, recto y ano. En algunos casos, un gastroenterólogo también puede diagnosticar y tratar hemorroides, especialmente si están relacionadas con otras afecciones gastrointestinales. Para casos menos graves, incluso un médico de atención primaria podría ser capaz de ofrecer un diagnóstico inicial y un plan de tratamiento básico. Si los síntomas son severos o persistentes, es probable que te deriven a un especialista para un tratamiento más específico.
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