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La pérdida de cabello es un problema frecuente que impacta a millones de individuos. Es habitual que una persona pierda de 50 a 100 cabellos diariamente, pero cuando la cantidad supera estos números, puede ser una señal de alerta. En este artículo, vamos a investigar las causas más comunes detrás de la caída del cabello, ofreciendo una explicación detallada y clara para comprender mejor esta condición.
La salud del cabello es un reflejo de nuestro bienestar general, y su importancia va más allá de la apariencia estética.
Uno de los problemas más comunes y preocupantes en relación con la salud capilar es la caída del cabello.
Este fenómeno, que afecta a millones de personas en todo el mundo, puede ser el resultado de una variedad de factores.
El cabello humano crece en ciclos y cada ciclo consta de tres fases:
Fase de crecimiento (anágena): Esta fase dura de dos a ocho años. Durante esta fase, el cabello crece de 0,5 a 1,25 centímetros por mes.
Fase catágena: Este período, que se extiende por dos a tres semanas, se caracteriza por una desaceleración en el crecimiento del cabello, mientras el folículo se prepara para entrar en la fase de descanso.
Fase telógena: Este periodo, que abarca de tres a cuatro meses, es cuando el cabello se despega y cae del folículo piloso.
La caída del cabello es normal. Las personas pierden entre 50 y 100 cabellos al día.
Sin embargo, si estás perdiendo más cabello del habitual, es posible que tengas un problema de caída del cabello.
La caída del cabello puede manifestarse de diversas maneras.
En hombres: Comúnmente comienza en la frente, con una línea de cabello en forma de "M" que retrocede.
En mujeres: Se caracteriza por un adelgazamiento general, especialmente en la parte superior de la cabeza.
A diferencia de los hombres, la línea del cabello frontal suele mantenerse.
Pueden aparecer de forma circular y pueden ser del tamaño de una moneda o mayores.
Un shock emocional o físico puede resultar en una pérdida de cabello notable.
Este tipo de caída es generalmente temporal, manifestándose en el lavado, peinado o incluso después de un tirón suave.
Algunas condiciones médicas y tratamientos, como la quimioterapia, pueden resultar en la pérdida de todo el cabello del cuerpo.
Aunque no siempre están directamente relacionadas con la caída del cabello, estas condiciones pueden ser indicativas de dermatitis seborreica, psoriasis o infecciones fúngicas que pueden influir en la salud del cabello.
El diámetro de cada cabello se reduce, haciendo que el cabello se vuelva más fino y frágil.
Un cabello más débil y propenso a romperse puede ser un signo de daño o debilidad en la fibra capilar.
Es importante recordar que la caída del cabello puede ser gradual o repentina, y puede ser temporal o permanente, dependiendo de la causa subyacente.
En caso de que notes una caída considerable de cabello o alteraciones en el cuero cabelludo, es recomendable buscar la opinión de un experto en salud para obtener un diagnóstico preciso y el tratamiento correspondiente.
La alopecia androgénica es la causa más común de pérdida de cabello.
Esta condición está influenciada por factores genéticos y hormonales, y se caracteriza por un adelgazamiento progresivo del cabello en áreas específicas del cuero cabelludo.
Las fluctuaciones hormonales pueden tener un impacto significativo en la salud del cabello.
Por ejemplo, las mujeres pueden experimentar pérdida de cabello durante el embarazo, la menopausia o debido a trastornos de la tiroides.
Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo pueden provocar la caída del cabello.
Estos trastornos afectan la producción de hormonas tiroideas, lo que a su vez puede impactar el ciclo de crecimiento del cabello.
El estrés, tanto físico como emocional, puede causar dos tipos principales de pérdida de cabello: efluvio telógeno y alopecia areata.
El efluvio telógeno ocurre cuando un gran número de folículos pilosos entran en la fase de reposo, llevando a un adelgazamiento notable del cabello.
La alopecia areata, por otro lado, es una condición autoinmune en la que el sistema inmunitario ataca los folículos pilosos.
El manejo efectivo del estrés a través de técnicas como la meditación, el ejercicio y una dieta equilibrada puede ayudar a mitigar su impacto en la salud del cabello.
Una dieta deficiente en nutrientes esenciales puede llevar a la pérdida de cabello.
Proteínas, hierro, vitaminas y minerales son fundamentales para mantener un cabello saludable.
Nutrientes clave para el cabello:
Proteínas: El cabello está compuesto principalmente de proteínas, por lo que una ingesta adecuada es crucial.
Hierro: La deficiencia de hierro, una de las deficiencias nutricionales más comunes, está asociada con la caída del cabello.
Vitaminas del grupo B: Especialmente la biotina, conocida por su papel en la salud del cabello.
El uso excesivo de tratamientos químicos, como tintes, alisados y permanentes, así como el uso excesivo del secador, pueden dañar el cabello y el cuero cabelludo, llevando a la rotura y pérdida del cabello.
Consejos para un cuidado adecuado del cabello:
Diversas condiciones médicas, como la anemia, la psoriasis del cuero cabelludo y ciertas infecciones fúngicas, pueden causar pérdida de cabello.
Además, enfermedades crónicas como la diabetes y el lupus también pueden tener un impacto.
Algunos medicamentos, incluyendo anticoagulantes, medicamentos para la presión arterial y ciertos antidepresivos, pueden tener la caída del cabello como efecto secundario.
La exposición a elementos como la radiación solar, la contaminación y el cloro en piscinas puede afectar la salud del cabello.
Protección y prevención:
Es esencial buscar atención médica si notas una pérdida de cabello repentina o en parches, o si experimentas dolor o picazón en el cuero cabelludo.
La caída del cabello también puede ser un signo de una enfermedad que necesita atención médica.
No dudes en buscar un profesional si tienes alguna preocupación sobre tu salud capilar.
El tratamiento adecuado para la caída del cabello depende en gran medida de la causa subyacente.
Mientras que en algunos casos la caída del cabello puede detenerse o ralentizarse naturalmente, en otros, se requieren intervenciones médicas o quirúrgicas específicas.
Los medicamentos son una opción común para tratar la caída del cabello, especialmente en sus etapas iniciales:
Minoxidil (Rogaine): Este es un tratamiento tópico que se aplica directamente en el cuero cabelludo. Funciona estimulando el crecimiento del cabello y es efectivo tanto para hombres como para mujeres.
Finasteride (Propecia): Disponible en forma de pastillas, este medicamento es específico para hombres.
Actúa bloqueando la producción de DHT (dihidrotestosterona), una hormona que juega un papel clave en la calvicie de patrón masculino.
En casos de pérdida de cabello significativa, la cirugía puede ser una opción viable:
Injerto capilar: Esta técnica implica trasladar folículos pilosos de una parte del cuero cabelludo a las áreas calvas o adelgazadas. Es una opción popular para aquellos que buscan resultados permanentes.
Existen alternativas no quirúrgicas que pueden fomentar el crecimiento del cabello:
Terapia Láser de Baja Potencia: Este tratamiento emplea luz láser para activar los folículos capilares, fomentando así el crecimiento del cabello.
Suplementos nutricionales: Suplementos como zinc, biotina y hierro pueden ser beneficiosos. Estos nutrientes juegan un papel crucial en la salud del cabello.
Aunque no hay garantías totales para prevenir la caída del cabello, ciertas prácticas pueden reducir el riesgo:
Es importante consultar a un profesional de la salud para determinar la causa subyacente y el tratamiento más adecuado.
Es común experimentar una caída del cabello más notable con los cambios estacionales, especialmente en otoño. Esto es normal y suele ser temporal.
No hay evidencia científica que respalde que el uso de sombreros o gorras cause caída del cabello. Sin embargo, llevar un sombrero excesivamente apretado de manera regular puede conducir a la alopecia por tracción, una forma de pérdida de cabello que se produce debido a la tensión constante o a los tirones repetidos en el cabello.
De manera similar a la piel, el cabello también sufre con la exposición prolongada al sol. Este contacto excesivo con los rayos solares puede quemar el cabello, resultando en deshidratación y pérdida de su flexibilidad natural. Este tipo de daño reduce el volumen del cabello y aumenta su fragilidad, lo que puede llevar a roturas visibles y deterioro.
Lavar el cabello con frecuencia no causa caída del cabello, pero el uso de productos inadecuados o técnicas agresivas de lavado y secado pueden dañar el cabello y aumentar la rotura.
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