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Herpes Zóster: Causas, Síntomas y Tratamiento

Herpes Zóster: Causas, Síntomas y Tratamiento

Lectura de 6 minuto(s)

El herpes zóster, comúnmente conocido como culebrilla, es una reactivación del virus que causa la varicela. ¿Alguna vez tuviste varicela de niño? Bueno, este virus puede volver en forma de herpes zóster años después. Pero, ¿Por qué sucede esto?

¿Qué es el Herpes Zóster?

El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es una enfermedad provocada por la reactivación del virus varicela-zóster (VVZ), el mismo que causa la varicela. 

Después de que una persona se recupera de la varicela, el virus permanece latente en el cuerpo y puede reactivarse años más tarde, causando el herpes zóster. 

Esta enfermedad se caracteriza por la aparición de una erupción dolorosa que suele presentarse en un lado del cuerpo o del rostro. 

Aunque cualquier persona que haya tenido varicela puede desarrollar herpes zóster, es más común en adultos mayores de 50 años o en personas con un sistema inmunológico debilitado debido a enfermedades o medicamentos. 

Se estima que 1 de cada 3 personas puede desarrollar herpes zóster en algún momento de su vida.

Sin embargo, alguien que haya padecido varicela, no necesariamente tendrá un brote de herpes zóster en el futuro.

Causas del herpes zóster

El herpes zóster es causado por el virus varicela-zóster, el mismo que origina la varicela. 

Una vez que una persona contrae varicela, el virus entra al sistema nervioso y permanece latente.

Aunque la varicela desaparezca, el virus no se elimina completamente del cuerpo. 

Puede permanecer inactivo durante años, y en ciertas circunstancias, puede reactivarse y provocar herpes zóster. 

La erupción cutánea y el dolor se deben a este proceso de reactivación.

Factores de riesgo 

Existen varios factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar herpes zóster

  • Edad: El riesgo de desarrollar herpes zóster aumenta con la edad, siendo más común en personas mayores de 50 años.
  • Sistema inmunológico debilitado: Las personas que tienen el sistema inmunitario debilitado debido a enfermedades como el VIH, cáncer o por medicamentos como inmunosupresores y corticosteroides tienen un mayor riesgo de desarrollar herpes zóster.
  • Enfermedades autoinmunitarias: Condiciones como el lupus o la artritis reumatoide pueden incrementar el riesgo.
  • Tratamientos médicos: La radioterapia o la quimioterapia pueden debilitar el sistema inmunológico y aumentar la posibilidad de una reactivación del virus.
  • No es contagioso, pero...: Aunque el herpes zóster como tal no se contagia de persona a persona, el virus que lo causa sí puede transmitirse. Una persona con herpes zóster activo puede transmitir el virus a alguien que nunca haya tenido varicela, y esta persona puede desarrollar varicela, pero no herpes zóster directamente.

Es esencial entender que el herpes zóster no es causado por una nueva infección, sino por la reactivación de un virus que ya estaba en el cuerpo. 

La prevención mediante la vacunación y la consulta temprana con un médico al presentar síntomas pueden ser cruciales para manejar esta condición.

Síntomas del herpes zóster

El herpes zóster presenta una serie de síntomas característicos que pueden variar en intensidad de una persona a otra. 

A continuación, detallamos los síntomas más comunes asociados con esta enfermedad:

  1. Dolor: Es uno de los primeros síntomas y puede ser constante, punzante o intermitente. Para algunas personas, el dolor puede ser intenso.
  2. Erupción cutánea: Después del dolor (generalmente unos pocos días después), aparece una erupción que se transforma en grupos de ampollas llenas de líquido. 

Estas ampollas generalmente aparecen en un solo lado del cuerpo o del rostro y siguen un patrón que corresponde a la trayectoria de los nervios afectados. 

Las ampollas eventualmente revientan, se secan y forman costras.

  1. Picazón: Aunque el principal síntoma es el dolor, la erupción también puede causar picazón.
  2. Fiebre y escalofríos: Algunas personas pueden presentar fiebre y escalofríos antes o durante el brote de herpes zóster.
  3. Dolor de cabeza: Es posible que algunas personas experimenten dolor de cabeza junto con otros síntomas.
  4. Sensibilidad al tacto: La piel puede volverse extremadamente sensible al tacto en el área afectada.
  5. Fatiga: Es común sentirse cansado o fatigado mientras el cuerpo lucha contra la infección.
  6. Sensibilidad a la luz: Algunas personas pueden experimentar sensibilidad a la luz, especialmente si el herpes zóster afecta los ojos.
  7. Malestar general: Al igual que con otras infecciones virales, es posible que se sienta malestar general.

Es importante destacar que no todas las personas experimentarán todos estos síntomas, y la intensidad puede variar. 

Si sospechas que tienes herpes zóster, es crucial buscar atención médica lo más pronto posible, ya que un tratamiento temprano puede ayudar a reducir la duración y la severidad de los síntomas.

Complicaciones a largo plazo

Algunas personas pueden experimentar complicaciones a largo plazo después de una infección de herpes zóster. 

La complicación más común es la neuralgia postherpética, un dolor persistente en el área donde se produjo la erupción. 

Otros posibles efectos secundarios incluyen problemas de visión o audición, neumonía e inflamación del cerebro.

Diagnóstico del herpes zóster

El diagnóstico generalmente se realiza a partir de la aparición característica de la erupción y los síntomas asociados. 

El médico puede confirmar el diagnóstico a través de un examen físico durante el cual evaluará la erupción y puede hacer preguntas sobre el historial médico del paciente. 

En algunos casos, puede ser necesario realizar pruebas de laboratorio para confirmar la presencia del virus varicela-zóster. 

Esto puede incluir la toma de una muestra de las lesiones para realizar un cultivo viral. 

Tratamiento del herpes zóster

El tratamiento tiene como objetivo reducir el dolor y las complicaciones y acelerar la recuperación. 

Aquí detallamos las principales opciones de tratamiento:

  1. Medicamentos antivirales: Estos son fundamentales para combatir el virus. Algunos de los antivirales más comunes incluyen aciclovir (Zovirax), famciclovir (Famvir) y valaciclovir (Valtrex). Si se inician dentro de las 72 horas posteriores al inicio de la erupción, pueden reducir la duración y la severidad de la enfermedad.
  2. Analgésicos: Para aliviar el dolor causado por el herpes zóster, se pueden utilizar analgésicos de venta libre como paracetamol o ibuprofeno. En casos de dolor más intenso, el médico podría prescribir analgésicos más potentes.
  3. Cremas y ungüentos: Las cremas con capsaicina o calamina pueden ayudar a aliviar la picazón y el dolor. Es esencial consultar al médico antes de aplicar cualquier producto en las ampollas.
  4. Corticosteroides: En casos severos, el médico podría prescribir corticosteroides para reducir la inflamación y mejorar los síntomas.
  5. Anestésicos: Para aquellos pacientes con dolor severo.
  6. Medicamentos antidepresivos y anticonvulsivos: Ciertos antidepresivos y anticonvulsivos han demostrado ser efectivos en el alivio del dolor.

Es esencial buscar atención médica tan pronto como se sospeche de un brote de herpes zóster. 

Un tratamiento temprano puede significar una recuperación más rápida y un menor riesgo de complicaciones.

Prevención del herpes zóster

La prevención se basa principalmente en la vacunación. 

La vacuna es la primera línea de defensa para prevenir la enfermedad y sus posibles complicaciones. 

Se recomienda especialmente para personas mayores de 50 años, aquellos con un sistema inmunológico debilitado, y cualquier persona que haya tenido varicela en el pasado.

La vacuna se administra en dos dosis, con un intervalo de entre 2 a 6 meses entre las inyecciones. 

Es importante destacar que, aunque la vacuna puede prevenir la mayoría de los casos de herpes zóster, no garantiza una protección completa. 

Sin embargo, las personas que se vacunan y aún así contraen la enfermedad, suelen tener casos más leves y un menor riesgo de complicaciones.

Es importante recordar que el herpes zóster es contagioso para las personas que no han tenido varicela o que no han sido vacunadas contra la varicela. 

Por lo tanto, las personas con herpes zóster deben evitar el contacto con individuos susceptibles, especialmente mujeres embarazadas, ancianos, y personas con sistemas inmunológicos debilitados, hasta que sus ampollas se sequen y formen costras.

Conclusión

El herpes zóster puede ser una experiencia dolorosa, pero con el conocimiento adecuado y la acción oportuna, sus efectos pueden ser minimizados. 

Preguntas frecuentes 

¿Puedo tener herpes zóster más de una vez?

Es raro, pero sí, es posible tenerlo más de una vez.

¿Los niños pueden tener herpes zóster?

Toda persona que haya sufrido de varicela tiene el potencial de experimentar herpes zóster en el futuro, incluidos los niños. 

¿Es el herpes zóster lo mismo que la varicela?

No, pero son causados por el mismo virus.

¿Cómo puedo evitar el herpes zóster?

La mejor forma es a través de la vacunación.

¿La vacuna contra el herpes zóster tiene efectos secundarios?  

Al igual que con cualquier vacuna, pueden ocurrir efectos secundarios. Los más comunes incluyen dolor y enrojecimiento en el sitio de la inyección. Los efectos secundarios graves son raros.

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Oncosalud

Entidad oncológica especializada en prevención, diagnóstico y tratamiento del cáncer.

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