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El cáncer pancreático o cáncer de páncreas es uno de los tumores con más alta mortalidad que se inicia en la glándula pancreática. Es uno de los cánceres más agresivos, debido a la ausencia de síntomas al inicio de la enfermedad, a su diagnóstico tardío y su rápida expansión.
En el momento del diagnóstico, los pacientes con este mal habitualmente tienen la enfermedad localmente avanzada e incluso metástasis, lo que imposibilita la cirugía curativa, que es hasta el día de hoy el único método curativo posible para este cáncer en fase muy temprana. Poder detectar esta enfermedad lo antes posible ayudará a mejorar la supervivencia del paciente.
Es importante saber que el páncreas es una glándula de aproximadamente seis pulgadas de largo con forma de pera delgada que se ubica entre el estómago y la columna vertebral. Tiene un rol primordial en el proceso digestivo, fabricando enzimas esenciales en la digestión de la comida. Además, fabrica insulina, que daña a las personas que padecen de diabetes.
La gran mayoría de las células del páncreas son glándulas exocrinas y están encargadas de elaborar el jugo pancreático. Este desaparece las proteínas y las grasas de los alimentos para que las sustancias nutritivas puedan ser absorbidas por el intestino delgado y, de este modo, ser usadas por el organismo para favorecer el crecimiento o reparar tejidos.
Unos conductos llamados exocrinos son los encargados de llevar el jugo pancreático al conducto biliar común y, esporádicamente, al intestino delgado. Solo un reducido porcentaje de las células del páncreas son glándulas endocrinas, esparcidas en pequeños grupos o cúmulos denominados islotes de Langerhans.
Las células de los islotes tienen la particularidad de liberar tres hormonas: la insulina, glucagón y somatostatina. Estas hacen posible que el cuerpo descomponga y digiera la comida; a esta acción se le llama metabolizar. También regulan el uso de la glucosa que el cuerpo emplea como fuente de energía para muchas de nuestras actividades diarias.
Cuando el páncreas funciona de forma correcta y normal, la concentración de glucosa en la sangre puede llegar a variar como respuesta a una amplia variedad de sucesos, como situaciones de estrés o infecciones. Sin embargo, permanece en sus límites normales.
Los distintos tipos de cáncer tienen diferentes factores de riesgo. Algunos no se pueden llegar a cambiar −como fumar, la edad o los antecedentes familiares−, pero otros sí pueden modificarse.
No obstante, tener un factor de riesgo, o incluso varios, no significa que una persona padecerá la enfermedad. Además, muchas personas que adquieren la enfermedad pueden tener pocos o ninguno de los factores de riesgo conocidos.
Los investigadores han descubierto muchos factores de riesgo que pueden afectar las probabilidades de que una persona pueda sufrir cáncer de páncreas. La mayoría de estos son relacionados al cáncer de páncreas exocrino. Algunos de los factores de riesgo son los siguientes:
Asimismo, la exposición indiscriminada a ciertos productos químicos −como los pesticidas, colorantes y sustancias químicas relacionadas con la gasolina− se consideran factores de riesgo laborales ante la probabilidad de desarrollar este cáncer.
El cáncer de páncreas o carcinoma pancreático no muestra ningún síntoma durante mucho tiempo, solo síntomas leves que pueden ocurrir incluso en enfermedades relativamente inofensivas. Por lo general, el cáncer de páncreas no llega a descubrirse hasta muy tarde.
Si ya se presenta síntomas como ictericia y dolor abdominal, generalmente ya existe un cáncer de páncreas en etapa avanzada. Los médicos suelen hacer el diagnóstico cuando el tumor ya tiene derivaciones o ha infiltrado otros órganos; a esto se le llama metástasis.
El cáncer de páncreas, por lo general, no causa síntomas al inicio. Los síntomas aparecen solo cuando, por el crecimiento del tumor, se aminora la elaboración de enzimas importantes para la digestión o su drenaje hacia el duodeno. Puede llevar a una mayor expulsión de grasa sin digerir en las heces, también llamadas heces grasas.
Si el cáncer de páncreas ya se ha infiltrado en los órganos adyacentes −como pueden ser el hígado, estómago o el intestino− pueden llegar a ocurrir síntomas poco característicos, tales como: dolor y molestias en el abdomen superior, sensación de presión, pérdida de peso y apetito, náuseas y vómitos.
Se emplean cuatro clases de tratamiento:
El médico encargado puede emplear la cirugía para extraer el tumor por medio de alguna de las siguientes operaciones:
También puede llegar a realizarse procedimientos de radiografía para alojar un catéter con el fin de drenar la bilis que se ha acumulado en el área. Además, si el cáncer está bloqueando la circulación de alimentos del estómago, este puede unirse de forma directa al intestino delgado para que el paciente pueda continuar comiendo normalmente.
Consiste en hacer uso de radiaciones de alta energía para eliminar las células cancerosas y reducir los tumores. La radiación puede proceder de una máquina o de materiales que producen radiación. La primera se denomina radioterapia externa, mientras la segunda se denomina radioisótopos. Ambos son introducidos a través de tubos plásticos delgados en el área donde se encuentran las células cancerosas (radioterapia interna).
La quimioterapia se basa en el uso de medicamentos para destruir células cancerosas. Puede suministrarse por medio de una aguja en una vena o músculo o también tomarse por vía oral. La quimioterapia es considerada un tratamiento sistémico, ya que puede eliminar también células cancerosas que se encuentren fuera del páncreas.
Este tipo de terapia busca establecer las diferencias existentes entre las células de tejido pancreático canceroso y normal, para luego tratar de que el cuerpo combata el cáncer.
Se utilizan materiales producidos por el mismo organismo o elaborados en un laboratorio para estimular, dirigir o restaurar las defensas naturales del cuerpo contra este mal. Algunas terapias biológicas también son conocidas como terapias modificadoras de la respuesta biológica o inmunoterapia.
El tratamiento para el cáncer de páncreas depende mucho de la etapa en que se encuentre la enfermedad, como la edad y estado de salud general del paciente. Este puede llegar a seguir el tratamiento estándar u optar por participar en un ensayo clínico en curso. Estos están diseñados para encontrar mejores formas de tratar a los pacientes con cáncer y se basan en información más actualizada.
La mejor forma para prevenir el cáncer de páncreas es evitar algunos factores de riesgo como fumar, llevar una alimentación rica en carne y grasas, y la exposición a ciertos productos químicos, como son los pesticidas, colorantes y derivados del petróleo.
Las personas que son recién diagnosticadas de cáncer de páncreas, por lo general, acostumbran a reaccionar mostrando un estado de shock y estrés, lo cual es totalmente normal. Sin embargo estas reacciones pueden dificultar la relación entre el médico y el paciente.
Por este motivo, es sumamente importante que el afectado emplee sistemas como anotaciones grabadas o escritas, para que de este modo pueda recordar las indicaciones del médico y, si lo cree necesario, todas las preguntas que quiera efectuar.
Las distintas formas de enfrentarse a la enfermedad pueden consistir en:
Referencias:
Chang, Ming-Chu; Wong, Jau-Min y Chang, Yu-Tin (2014). "Screening and early detection of pancreatic cancer in high risk population". World Journal of Gastroenterology.
Greer, Julia B. y Brand, Randall E. (2007). "Screening for Pancreatic Cancer: Current Evidence and Future Directions". Gastroenterology & Hepatology.
Hidalgo, Manuel (2010). "Pancreatic Cancer". The New England Journal of Medicine.
Ilic, Milena y Ilic, Irena (2016). "Epidemiology of pancreatic cancer". World Journal of Gastroenterology.
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